Había un viejo sabio que a pesar de ver todos los días a sus vecinos ir y venir en sus quehaceres personales, nunca terminaba de acostumbrarse al ver sus caras serias, preocupadas, desprovistas de algún rasgo de alegría o de satisfacción; si alguien reía por alguna situación que le generara felicidad, a los pocos minutos volvía a su habitual seriedad, la Ciudad se había tornado gris como sus habitantes;estaba pensando en esta realidad cuando se le acerco un joven curioso; le pregunto-Anciano que tienes en la alforja que cargas; una guitarra afirmo el anciano, me permites que toque alguna melodía; hazlo...Este día al menos serás feliz
Néstor O Salgado
Con Derechos de autor
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